Marchando una de Horror Rock
Porque siempre ha habido pirados que han tomado como base de su música la imaginería terrorífica, el vudú, los zombies... Ya durante el nacimiento del rock, al mismo tiempo que Elvis meneaba las caderas y Jerry Lee Lewis quemaba pianos y se casaba con su prima de trece años, había un tipo que comenzaba sus conciertos saliendo de un ataud, llevaba bastones con calaveras y lanzaba hechizos con cada una de sus canciones. Vudú hecho música, Screaming Jay Hawkins.
Ya véis, desde el mismo inicio. Siempre ha habido gente de este tipo en el mundo de la música, gente con gusto por las escenificaciones oscuras, teatrales y siniestras. Y si aceptamos que Hawkins es un poco el padre de todo ésto, no queda más remedio que admitir a Alice Cooper como uno de sus "hijos adoptivos". En la segunda mitad de los sesenta, cuando el hippismo cantaba a las flores y la paz, Alice cantaba a Frankenstein, se ahorcaba en escena y, en general, daba muy mal rollo a las personas de bien.
Un solo Alice Cooper vendía bastante, así que unos colegas pensaron unos años más tarde "Hummm... Imagínate que juntamos a cuatro Alice. ¡Igual eran cuatro veces más famosos!" Y así nacieron Kiss, el reverso tenebroso del festivo Glam rock de T-rex y Bowie. The Hottest band in the world. Un grupo capaz de alquilar un portaaviones al ejercito yanki para presentar un disco. No eran especialmente oscuros ni siniestros (de hecho eran bastante alegres y festivos) también dieron bastante mal rollo a muchos padres de familia, así que su presencia aquí es obligada.
Y ya en los ochenta... Bueno, digamos que podemos encontrar ejemplos de rock de susto en prácticamente todos los subgéneros musicales surgidos en esa época. Si los punks tenían a los Misfits, muertos vivientes que se hostiaban en el escenario y cantaban canciones a marcianos y zombies y, como no, Halloween
los nuevos rockers tenían a los incomparables Crams. Poison Ivy y Lux Interior, maestros del rockabilli psicopático, una dominátrix y un histérico discípulo del mejor Iggy Pop con sobredosis de pelis de serie B. Resumiendo, la única banda capaz de dar un concierto en un hospital psiquiátrico. El público, por supuesto, son los pacientes.
Y todo esto por no hablar de los representantes británicos del siniestrismo, en este caso pasado por el filtro de la languidez más coñazo y el goticismo de postal, con esa elegancia decadente que tanto ha gustado siempre en las islas, con los clásicos Bauhaus, Siouxie and the Banshees y, posteriormente, The Cure. En las islas también hay monstruos, por lo visto.
En fin, que la lista es interminable. ¿Que se pone de moda el hard rock? Ahí están Motley Crüe gritándole al diablo. Aunque lo suyo fue un capricho pasajero, en seguida volvieron a cantar canciones sobre tias y cerveza.
¿Que ya estamos en los 90 y lo que mola es el rock industrialoso tipo Nine Inch Nails? Pues llegan White Zombie queriendo ser los nuevos Kiss, con un cantante con exceso de ego que ha resultado ser mejor director de cine que músico desde que rompió ésta gran banda.
Pero la última prueba, la definitiva, de que el virus de los zombies, las calabazas y los vampiros está en todas partes es la que sigue. Porque si hasta en el colectivo Hip-hopero hay representantes de tan oscura estética es que ya no hay remedio: La horror-music, por si alguien lo dudaba, está aquí, y no tiene pensado marcharse.
Horror rock para todos los gustos, ya veis. Que lo disfrutéis.