8.6.06

Mercaderes del espacio

Vaya titulito... Peligrósamente parecido a títulos de peliculas de ciencia ficción de serie z (tipo Plan 9 from outer Space, o Teenagers from outer space...), parece pensado para evitar que nadie serio le dedique más que un vistazo rápido. Un título perfecto para que ningún crítico se digne a leerla (un motivo más para seguir despreciando el género...). Un título chungo de veras. O, mejor dicho, sería un título chunguísimo si no fuera porque, en realidad, es un título de camuflaje. Es un título pensado para bajar las defensas del lector y golpearle cuando menos se lo espera. Porque si en los EEUU de los 50 querías escribir una novela anticapitalista y con ideas sospechosamente prosocialistas tenías que ser muy discreto. Y una buena manera de hacer pasar desapercibida una novela así es disfrazarla de "basura".

A saber: La gente ya no es gente. Son consumidores. Los gobiernos solo lo son de nombre, en realidad mandas grandes empresas. Los mejores poetas de la época trabajan creando eslóganes publicitarios.Porque todo gira alrededor de las ventas. Y quien más hace por aumentar las ventas es el publicista. Los publicistas son, pues, la élite. ¿Qué tal? Una novela de ciencia ficción protagonizada por publicitarios. Publicitarios (¿propagandistas?) que opinan que algo como poner una pequeña dosis de un opiaceo (nada grave. Lo justo para enganchar al consumidor) en una nueva bebida es una buena estrategia de márketing.

Todo esto en un mundo en que los consumidores de clase más baja tienen que trabajar como esclavos para, simplemente, ganar lo justo para sobrevivir. Pero el coste de la manutención mínima es mucho mayor que el sueldo que cobran, con lo que la empresa para la que trabajen les tiene que dar continuos adelantos. Con lo que tienen una deuda cada vez mayor con la empresa. Con lo que tienen que seguir trabajando cada vez más horas sólo para pagarla. O, mejor dicho, para que no aumente mucho. Es casi, casi como comprarse un piso hoy en día, ¿no?.

¿Parece deprimente? Nada más lejos de la realidad. La novela es divertidísima, destila humor ácido por sus páginas. Es una sátira cachonda que, lamentablemente, acertó en muchas de sus previsiones. Y, como la droga dentro de los caramelos que repartían a la puerta del colegio, perfectamente camuflada tras un título feo de verdad.

7 comentarios:

Felideus dijo...

Un gran libro, y tristemente actual... el tema de los poetas trabajando en publicidad me toca particularmente la fibra sensible :(

Juanma Sincriterio dijo...

Ese detalle es especialmente deprimente.

Es curioso que sea un libro que se lee
con una sonrisa constante pese a retratar un mundo tan oscuro. Y es triste que acertara tanto en sus previsiones.

Ramón Masca dijo...

Me encantó ese libro. No fue el trallazo en la ingle que me supuso Pórtico, pero me encantó. Lo de los poetas me recuerda a una clase de literatura que tuve en la facul, cuando el tío preguntó para qué creíamos que servía la poesía hoy en día y alguien contestó... bueno, ahora ya sabéis por qué odio a los periodistas ¬¬

Juanma Sincriterio dijo...

Ya que estamos de confesiones, yo tiendo a infravalorar a Pohl. No sé por qué, pero siempre que empiezo a leer algo suyo lo hago sin esperar mucho. Y luego va el tío y me sorprende.

Portico me pareció más potente que Mercaderes, pero con ésta me divertí más.

Juanma Sincriterio dijo...

Bienvenido, Chusbg. Muchas gracias por el comentario, me alegro de que te haya gustado el post. Realmente, es un libro tristemente profético en muchos aspectos.

Un saludo, y espero volver a verte por aquí (y que sepas que estoy de acuerdo con Roma: Tu post sobre el mundial es muy cachondo)

Mármara dijo...

Yo también he llegado de la mano de Roma (que es una publicista excelente, por cierto). Y, oyes, pues sí, ¡qué leches!, dan ganas de lanzarse de cabeza a los Mercaderes, sin ir más lejos.

Juanma Sincriterio dijo...

Pues bienvenida a este rinconcito, Marmara, me alegro de que te haya gustado. Desde luego, lo de Roma no tiene precio.

Un saludo!