"El sentido de la maravilla no cabe en un libro. Es demasiado grande."
Si fuera un maniático del orden y de etiquetar todo lo que leo tendría un auténtico problema con Jonathan Carroll. No sabría en qué lugar de la estantería colocar sus libros. La única novela suya que había leído antes de ésta, El mar de madera se titulaba, comenzaba con un sherif (el prota) topándose con un perro con tres patas. Al momento moría (el perro). Tres o cuatro páginas más adelante el difunto can volvía a la vida. Y tenía los viajes en el tiempo más extraños que he leído jamás. No era ciencia ficción, ni fantasía al uso. Poseía un mucho de surrealismo, y era decididamente rara. Este Museo del perro ha acabado de convencerme de que cualquier cosa es posible en una novela de este hombre.
Es posible, por ejemplo, que un sultán muchimillonario de un extraño pais árabe (Saru) sea tan apasionado de los perros como para contratar a Harry Radcliffe, genio de la arquitectura, protagonista y narrador de la historia, para que construya un museo en honor a los canes, aunque los perros sean haram (tabú) y aunque el pais esté a punto de caer en una guerra civil (el lider de los rebeldes se llama Cthulu, por cierto...). Es posible que los sultanes árabes tengan el poder de conceder deseos, y puede que haya ángeles de la guarda. O que un "gurú de new age" siga dando lecciones a lo Yoda al prota hasta después de muerto...
En la novela El verano del pequeño St. John, de John Crowley el protagonista explicaba el concepto de "manos de serpiente" . Si la serpiente es la historia principal, las manos de serpiente son sus recovecos, todas esas pequeñas historias que se explican durante el transcurso de la misma. Decía, también, que muchas veces lo mejor de la historia son esas "manos de serpiente". El museo del perro es una historia llena de esas pequeñas historias. Todos los personajes que aparecen en la novela explican varias de ellas. Incluso hay personajes que entran en escena, explican su historia y se van para no volver a aparecer. Historias de muerte, amor, milagros y horror, reflexiones sobre el arte y el lenguaje ("es el único pegamento que lo mantiene todo unido"). Y, sí, son de lo mejor de la novela.
Sobre todo en las dos primeras partes (la novela está dividida en tres) son estas manos de serpiente las que nos llevan a través de la historia de Harry, al principio el típico genio con algún arrebato de locura (tirando a grave) y ego superdotado(sólo al principio. Harry realmente "crece" según avanza la novela, no deja de aprender y madurar hasta el final), y el extraño encargo que le hace el sultán. La tercera parte, que cuenta la construcción del museo, es más directa, reveladora y casi más sorprendente que las anteriores.
En fin, que he disfrutado de esta novela, muy divertida de leer y que sabe descolocar al lector. Y que sigo sin saber cómo etiquetarla (¿fantasía surrealista-religiosa-new age? Nah...), pero da igual. "Una novela de amor, muerte y arquitectura", pone en la portada. Pues eso.
31.7.06
El museo del perro
Publicado por Juanma Sincriterio a las 7:49 p. m.
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4 comentarios:
He tardado una eternidad pero ya estoy por aquí! Hola primero de todo que este es mi primer comentario en tu blog. Por fin he actualizado mis enlaces y te he puesto uno, como tiene que ser. Dejando de lado el offtopic me ha llamado la atención tu reseña, ya te comentaré mis impresiones cuando consiga el libro y lo lea. Pero por lo que pones, a mi me has enganchado sobretodo con "El mar de madera", si tiene viajes en el tiempo extraños, es de los mios (que hace poco terminé "La hierba roja" de Boris Vian, recomendado!).
Un saludo y te invito a participar otra vez en las Cover Wars!
¡Vaya! Bienvenido a este rinconcito Forfy, y muchas gracias por el enlace. Si te gustan los viajes en el tiempo raros te gustará "El mar de madera" (aunque no es una novela de viajes en el tiempo...). Ya me contarás.
Y cuenta con el voto para las covers wars, esta tarde como muy tarde (es que estoy tratando de recuperarme de la impresión que me causó el japonés versionando a los Zeppelin...)
Saludos!
um, no lo conocia.
me lo apunto.
saludos y gracias
¡A mandar! Ya contarás qué te parece...
Saludos!
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