"Existen tres posibilidades:
1. El puente es simplemente eso, algo que enlaza dos masas de tierra. Éstas se encuentran a mucha distancia una de otra, y el puente lleva una existencia ajena a ellas, aunque el tráfico cruza la estructura de lado a lado.
2. El puente es, en efecto, sólo un pilar; a un extremo hay tierra, al otro no.
3. El puente no está en contacto con ningún tipo de tierra firme, a excepción de los islotes que hay debajo de cada sección tercera."
El puente es una novela que leí por primera vez hace ya más de diez años, y una de las pocas a las que vuelvo regularmente. Es además uno de los principales motivos de que Iain Banks, a veces con una "M," entre el nombre y el apellido tenga consideración de imprescindible en esta casa. Para aclarar un poco ésto último hay que decir que Banks divide su producción en dos partes: Por una parte su producción de ciencia ficción, encabezada por la serie de la Cultura, varias novelas independientes situadas en el mismo universo que son, muy probablemente, el mejor exponente del space opera creado en los últimos veinte años (pinchad aquí para más detalles sobre esta vertiente de la obra de Banks). Esta es la parte de su obra firmada como "Iain M. Banks". Y por el otro está su obra más mainstream, que se olvida de la "M.". Y esta faceta, lejos de ser el tipo de obra radicalmente realista que uno esperaría de alguien que quiere diferenciarse de un escritor de ciencia ficción es, literalmente, inclasificable. Y por lo menos igual de imaginativa que sus novelas espaciales. Ni en un millón de años clasificaría la muy malsana "La fábrica de las avispas", la extraña "Pasos sobre el cristal" ni muchísimo menos esta irreal "El puente" como obras realistas. De hecho, no sabría cómo clasificarlas.
Ese puente gigantesco en el que un amnésico intenta averiguar quién es él y qué es realmente ese puente es el verdadero protagonista de la historia. El puente que no se sabe si une algo, un puente con sociedades enteras viviendo en él. Un puente que no dejará de poner trabas a su búsqueda, y un puente en el que los sueños, ya sean sobre extraños que se encuentran en la noche o sobre héroes bárbaros tipo Conan con graves problemas para formar frases pero mucha habilidad en el manejo de enormes espadas, tienen una gran importancia. Además de resultar un triple salto mortal para el autor, pues se trata de sueños dentro de un gran sueño, el sueño de un comatoso. Toda la novela es una gran alucinación, o sueño, o como queráis llamarlo, de un individuo en coma, y esto no es ningún spoiler. Comprobadlo leyendo las primeras páginas del libro (pinchando aquí): Las cartas están sobre la mesa desde el primer momento, a Banks no le interesa enlazar escenas sin sentido y resolverlo todo con un "... al final todo fue un sueño", sino más bien explorar la psique del protagonista, algo tan antiguo como la búsqueda de la identidad. Suena espeso, pero no temáis. El puente es una lectura a ratos agobiante (como una pesadilla), a ratos cachondísima, por momentos irreal y siempre fascinante. Ese tipo de fascinación que ejercen algunas alucinaciones, no sé si me entendéis.
Dije más arriba que es un libro al que regreso de tanto en tanto. A cada relectura descubro algo nuevo, como si cada vez el libro tuviera algo más que ofrecerme. Como si el libro, como el puente que retrata, fuera algo más.
1. El puente es simplemente eso, algo que enlaza dos masas de tierra. Éstas se encuentran a mucha distancia una de otra, y el puente lleva una existencia ajena a ellas, aunque el tráfico cruza la estructura de lado a lado.
2. El puente es, en efecto, sólo un pilar; a un extremo hay tierra, al otro no.
3. El puente no está en contacto con ningún tipo de tierra firme, a excepción de los islotes que hay debajo de cada sección tercera."
El puente es una novela que leí por primera vez hace ya más de diez años, y una de las pocas a las que vuelvo regularmente. Es además uno de los principales motivos de que Iain Banks, a veces con una "M," entre el nombre y el apellido tenga consideración de imprescindible en esta casa. Para aclarar un poco ésto último hay que decir que Banks divide su producción en dos partes: Por una parte su producción de ciencia ficción, encabezada por la serie de la Cultura, varias novelas independientes situadas en el mismo universo que son, muy probablemente, el mejor exponente del space opera creado en los últimos veinte años (pinchad aquí para más detalles sobre esta vertiente de la obra de Banks). Esta es la parte de su obra firmada como "Iain M. Banks". Y por el otro está su obra más mainstream, que se olvida de la "M.". Y esta faceta, lejos de ser el tipo de obra radicalmente realista que uno esperaría de alguien que quiere diferenciarse de un escritor de ciencia ficción es, literalmente, inclasificable. Y por lo menos igual de imaginativa que sus novelas espaciales. Ni en un millón de años clasificaría la muy malsana "La fábrica de las avispas", la extraña "Pasos sobre el cristal" ni muchísimo menos esta irreal "El puente" como obras realistas. De hecho, no sabría cómo clasificarlas.
Ese puente gigantesco en el que un amnésico intenta averiguar quién es él y qué es realmente ese puente es el verdadero protagonista de la historia. El puente que no se sabe si une algo, un puente con sociedades enteras viviendo en él. Un puente que no dejará de poner trabas a su búsqueda, y un puente en el que los sueños, ya sean sobre extraños que se encuentran en la noche o sobre héroes bárbaros tipo Conan con graves problemas para formar frases pero mucha habilidad en el manejo de enormes espadas, tienen una gran importancia. Además de resultar un triple salto mortal para el autor, pues se trata de sueños dentro de un gran sueño, el sueño de un comatoso. Toda la novela es una gran alucinación, o sueño, o como queráis llamarlo, de un individuo en coma, y esto no es ningún spoiler. Comprobadlo leyendo las primeras páginas del libro (pinchando aquí): Las cartas están sobre la mesa desde el primer momento, a Banks no le interesa enlazar escenas sin sentido y resolverlo todo con un "... al final todo fue un sueño", sino más bien explorar la psique del protagonista, algo tan antiguo como la búsqueda de la identidad. Suena espeso, pero no temáis. El puente es una lectura a ratos agobiante (como una pesadilla), a ratos cachondísima, por momentos irreal y siempre fascinante. Ese tipo de fascinación que ejercen algunas alucinaciones, no sé si me entendéis.
Dije más arriba que es un libro al que regreso de tanto en tanto. A cada relectura descubro algo nuevo, como si cada vez el libro tuviera algo más que ofrecerme. Como si el libro, como el puente que retrata, fuera algo más.
2 comentarios:
supongo que esto significa una tunda mayor si me pillas por la calle, pero quedas nombrado (junto con la especialización en series de TV) experto mayor en literatura.
Magnífica reseña. Creo que te voy a plagiar a partir de ahora :-D
Saludos
Mecachis! Ya te pillaré, ya...
En serio: Gracias. Y plagia, no te cortes ;)
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