Si todo empieza con el título, éste es genial. "Hotel Crepúsculo, habitación 215", sencillo como un telegrama, pero sugerente. Y misterioso.
Y el comienzo de la historia no puede ser más prometedor: Kyle Hyde, vendedor ambulante y antiguo policia sueña con su antiguo compañero, el que le traicionó e hizo que tuviera que abandonar el cuerpo. Al que disparó, y del que nunca se encontró el cuerpo. El compañero cuya búsqueda es una obsesión para Kyle desde hace años. Un buen comienzo para un libro o película de misterio con protagonista obsesionado, ¿verdad?
Solo que Hotel Dusk no es un libro. Ni una película. Es un videojuego, de esos que carga el diablo.
Eso sí, seguramente sea el videojuego más indicado para inaugurar esta nueva cabecera que tantos problemas me dió estos días pasados. De entrada, lo promocionan como una "novela intractiva", lo presentaron en España en la semana del libro de Madrid, y por si fuera poco Nintendo y la organización de la Semana Negra de Gijón han creado un concurso de relatos a costa del jueguecito. Aparte, la mayor parte del juego la pasas leyendo. Ah, y para jugar tienes que coger la DS, esa pequeña maravilla de Nintendo, como si fuera un libro.
Aparte de este acercamiento (voluntario) al universo literario, el juego es una pasada. Tiene un aspecto único. Los decorados, el interior del hotel que da nombre al juego, son en 3d, pero los personajes, y aquí esta una de las claves de la magia que respira este título, están dibujados a lápiz. Y tienen mucha parte de culpa del ambiente de ensoñación que sobrevuela la trama.
La trama... El otro gran culpable de que no haya podido soltar el juego desde que lo empecé. El prota es un ex-poli, un tipo un poco borde, desencantado de todo y al que solo le mueve la búsqueda de su antiguo compañero. El hotel Dusk es el lugar en el que todas sus preguntas obtendran, finalmente, respuesta. Una noche en la habitación 215 (que según la leyenda concede deseos) y un puñado de secundarios con personalidad bastarán. Unos secundarios de nivel, hay que decirlo. Como si de una historia coral se tratara, todos los personajes tienen su momento de protagonismo, todos esconden secretos y todos aportan revelaciones importantes. Entre todos me mantuvieron inmerso en la trama hasta el final, con ese ansia de saber qué es lo que ocurrirá al pasar pag... estooo... al pasar de nivel.
Y el comienzo de la historia no puede ser más prometedor: Kyle Hyde, vendedor ambulante y antiguo policia sueña con su antiguo compañero, el que le traicionó e hizo que tuviera que abandonar el cuerpo. Al que disparó, y del que nunca se encontró el cuerpo. El compañero cuya búsqueda es una obsesión para Kyle desde hace años. Un buen comienzo para un libro o película de misterio con protagonista obsesionado, ¿verdad?
Solo que Hotel Dusk no es un libro. Ni una película. Es un videojuego, de esos que carga el diablo.
Eso sí, seguramente sea el videojuego más indicado para inaugurar esta nueva cabecera que tantos problemas me dió estos días pasados. De entrada, lo promocionan como una "novela intractiva", lo presentaron en España en la semana del libro de Madrid, y por si fuera poco Nintendo y la organización de la Semana Negra de Gijón han creado un concurso de relatos a costa del jueguecito. Aparte, la mayor parte del juego la pasas leyendo. Ah, y para jugar tienes que coger la DS, esa pequeña maravilla de Nintendo, como si fuera un libro.
Aparte de este acercamiento (voluntario) al universo literario, el juego es una pasada. Tiene un aspecto único. Los decorados, el interior del hotel que da nombre al juego, son en 3d, pero los personajes, y aquí esta una de las claves de la magia que respira este título, están dibujados a lápiz. Y tienen mucha parte de culpa del ambiente de ensoñación que sobrevuela la trama.
La trama... El otro gran culpable de que no haya podido soltar el juego desde que lo empecé. El prota es un ex-poli, un tipo un poco borde, desencantado de todo y al que solo le mueve la búsqueda de su antiguo compañero. El hotel Dusk es el lugar en el que todas sus preguntas obtendran, finalmente, respuesta. Una noche en la habitación 215 (que según la leyenda concede deseos) y un puñado de secundarios con personalidad bastarán. Unos secundarios de nivel, hay que decirlo. Como si de una historia coral se tratara, todos los personajes tienen su momento de protagonismo, todos esconden secretos y todos aportan revelaciones importantes. Entre todos me mantuvieron inmerso en la trama hasta el final, con ese ansia de saber qué es lo que ocurrirá al pasar pag... estooo... al pasar de nivel.
0 comentarios:
Publicar un comentario