20.4.06

Sopa de gran Pena


Ah, Palomar... Donde los hombres son hombres y las mujeres necesitan sentido del humor... Donde no hay teléfonos, ni casi coches. Un pueblecito al sur de la frontera con Estados Unidos, casi aislado del mundo, lleno de gente peculiar. Una gran historia casi siempre es producto de la suma de muchas pequeñas historias, y los 20 años que abarcan los dos tomos de Palomar dan para muchísimas pequeñas historias, que se llenan de recodos y recovecos según se cruzan entre sí.

Todo el mundo tiene su historia, en Palomar. Desde la sheriff Chelo hasta Tonatzin, la vendedora de babosas, desde Heraclio, el profesor, hasta Casimira, que no se separa de su brazo desde que lo perdió en aquel accidente.
Historias como la de aquella vieja que pasó por el pueblo (¿Sería realmente una bruja?), o la de aquel fotógrafo que pretendía hacerse rico ridiculizando a la gente del pueblo. O la del lago a las afueras del pueblo que tiene el fondo lleno de estatuas de las gente del pueblo, todos bien desnuditos. O todo aquel asunto con el asesino... Miles. Algunas alegres, otras más tristes, pero todas relacionadas. Todas formando un entramado que da como resultado algo mucho mayor que la suma de sus partes, un enorme tapiz.

Y luego está Luba. Lo suyo es cosa aparte, la vida de esta mestiza necesita un libro para ella sola.

Río Veneno abarca los 20 primeros años de la vida de Luba, que es la verdadera protagonista de todo, desde su nacimiento hasta su llegada a Palomar, el único lugar en el que será capaz de establecerse. Así pues, entre los tres tomos tenemos 40 años de la vida de esta mujer increíble (porque no hay nadie que dibuje mujeres como Gilbert Hernández. Bueno, sí, su hermano Jaime). 40 años de un personaje en continua evolución. Porque en éste cómic el tiempo pasa, y sus efectos se notan. Vemos crecer, madurar y envejecer a un sinfín de personajes, todos peculiares y todos creíbles. Y todos, a su manera, entrañables.

¿Twin Peaks? Mejor Palomar. Mujeres con demasiado caracter, hombres superados... Y hacen una sopa que cura los corazones rotos.

3 comentarios:

Roma dijo...

Me admira cómo te lees los libros, o la impresión que yo tengo, no sé... pero al leer tus reseñas me siento tremendamente confiada en la opinión que tienes del libro y de todo lo que expresas.

Juanma Sincriterio dijo...

Vaya... Al final conseguirás que me ruborice. Espero que cuando leas alguno de estos libros no cambie tu opinión sobre mis reseñas...

Roma dijo...

Hola Juanma, ayer pude comprarme el segundo volumen, los otros dos no los encontré, y anoche empecé a leerlo. No tenía idea de cómo podía ser, y aunque no he leído mucho, lo que puedo decir es que me ha sorprendido el realismo, los diálogos y los dibujos, los dibujos (también los diálogos)los encuentro muy buenos por su falta de pretenciosidad, de perfeccionismo, que los hacen extrañamente cercanos a la propia historia que cuentan, una simbiosis rara entre lo que se cuenta y el cómo se cuenta, de la que sale reforzada la atmósfera general y la individual de cada uno de los personajes.
Un saludo