3.5.06

Ven y enloquece

"Imagina fantasmas, dioses y diablos.
Imagina cielos e infiernos, ciudades flotando en el aire y ciudades hundidas en el mar.
Unicornios y centauros. Brujas, hechiceros, genios y hadas.
Ángeles y harpías. Pociones y encantamientos. Seres elementales, espíritus y demonios.
Todas esas cosas son fáciles de imaginar; la humanidad lleva miles de años maginándolas."


En estas dos antologías, Ven y enloquece y Luna de miel en el infierno (y otros cuentos de marcianos) están todos los cuentos de temática fantástica de Fredric Brown. Con ésto debería bastar para que hubiera estampidas de gente hacia las librerías, pero por desgracia no es así. Mientras todo el mundo sabe quién fue Asimov, y mucha gente conoce a Bradbury, a Brown no le conoce casi nadie. Pero quienes le conocen le aman.

"Imagina naves espaciales y el futuro.
Es fácil; el futuro llegará, y tendrá naves espaciales.
¿Acaso hay algo que sea difícil de imaginar?
Por supuesto que sí"


Hay quien le ama por su sentido del humor (es, sin duda, el mejor humorista que ha dado la ciencia ficción. Y punto.), y quien lo hace por su imaginación. Quien lo hace por su dominio a la hora de conducir las tramas en sus novelas y quien lo hace por su economía a la hora de construir sus relatos cortos y ultracortos. Incluso hay quien ama su faceta de escritor de policíaco (La trampa fabulosa y La noche a través del espejo están muy bien consideradas entre los aficionados a la novela negra).
Y hay quien lo hace por todo junto.

Entre los dos tomos suman 124 razones para amar a Brown en formato corto. Razones que pasan por las carcajadas que provoca cuando se pone sarcástico, por la capacidad para dejar al lector con la boca abierta con su dominio de los finales sorpresa (¡que aún sorprenden pese a tener estos relatos más de 40 años!), por su capacidad para angustiar cuando se pone serio (solo hay que ver el título del primer volumen, Ven y enloquece. El relato le hace justicia) o por sus destellos visionarios (hay críticas/burlas a las estrategias publicitarias absurdas que tanto abundan hoy día en relatos suyos de... 1945!). Razones múltiples y variadas.
Motivos más que suficientes para respaldar la afirmación de que Brown debería ser tanto o más conocido que los ya citados Asimov y Bradbury, simplemente porque es mejor y más divertido que ellos (sin desmerecerles en absoluto).

"Imagina un fragmento de materia, y a ti dentro de ella, consciente, pensando y por tanto sabiendo que existes, capaz de hacer que el fragmento de materia en el que te encuentras se mueva, de hacer que duerma o despierte, que haga el amor o que suba una colina.
Imagina un universo, infinito o no, como más te apetezca, con un millón de millones de millones de soles.
Imagina una pelota de barro girando enloquecida alrededor de uno de esos soles.
Imagínate a ti mismo de pie en esa pelota de barro, girando con ella, girando a través del tiempo y del espacio hacia un destino desconocido.
¡Imagina!"


Los fragmentos en cursiva son una de esas razones. El relato se titula, como no, Imagina. Díganme que no les ha provocado algo de vértigo...

0 comentarios: