Porque debe ser un hechizo, si no no entiendo nada.
Roski sabe de qué va, y seguro que muchos más también. A él se lo provocó Dylan Dog pero, aunque yo también he caído en sus garras (¿Cómo no hacerlo, con historias como la del Santa Claus Berseekr? El hecho de que comiencen a a publicarlo en breve en orden cronológico
desde el principio sospecho que no hará más que potenciar el hechizo), el tebeo de la editorial
Bonelli (publicados aquí por
Aleta) que me ha hechizado hasta más allá de cualquier esperanza de salvación ha sido Dampyr.
Hijo de un vampiro y una humana, el Dampyr es una figura clásica de la mitología eslava y, dicho pronto y mal, es cazador de vampiros. Este Dampyr, Harlan Draka, viaja acompañado de una vampiresa buena y un antiguo soldado, con el objetivo de encontrar y acabar con su padre, un vampiro chungo de verdad. ¿Original? No demasiado, no hay que esforzarse mucho para encontrar similitudes con Blade, Buffy (inciso: ¿Por qué tantas cosas me recuerdan a Buffy últimamente?) o incluso a Predicador, por ese punto de cinismo que gastan los personajes. No demasiado original, repito. Pero luego están los detalles...
Detalles que hacen que este tebeo tenga personalidad propia, como el hecho de que no tema coger ideas de la literatura de terror de todas las épocas (gotitas de Stephen King, a ratos
Lovecraft,
E. T. A. Hofmann,
Gustav Meyrink,
Bradbury, toda la literatura gótica...) Prácticamente cada historia es un homenaje a un clásico.
Pero no solo de literatura vive Dampyr, no faltan las relecturas de leyendas tales como las de los rockeros infernales, con un capítulo especial sobre la leyenda de Robert Johnson, el bluesman que vendió su alma al diablo en un cruce de caminos para aprender a tocar la guitarra...
... incluso el cine de terror tiene su historia, una relectura de La Rosa Púrpura del Cairo en versión monstruosa. No faltan ni Nosferatu, ni Jason ni Leatherface. Ni los cenobitas, si nos ponemos.
Pero por supuesto no son solo las influencias o guiños más o menos cultos los que hacen atractivo este tebeo. Tiene mucho que ver el que estas historias de cien páginas cada una estén escritas con profesionalidad, tengan tiempo de respirar e ir creciendo poco a poco, y estén dibujadas siempre de manera más que correcta (muchas veces bastante mejor que eso).
Como el resto de colecciones de la editorial Bonelli, probablemente Dampyr no vaya a revolucionar el medio, pero el caso es que como entretenimiento bien realizado no tiene precio, y es adictivo, casi tanto como el tabaco.
Y tiene una historia con cowboys muertos vivientes. En serio,
Cowboys from hell, ¿Quién puede resistirse a eso?