El comienzo de
Neuromante, de
William Gibson es uno de los más míticos de la historia de la ciencia ficción. Además es considerado como el pistoletazo de salida del
cyberpunk, la penúltima de las "revoluciones" que ha sufrido el género en su historia. Fue una novela muy discutida, al igual que todo el cyberpunk. Si dijo de ella que en realidad no aportaba nada nuevo, y también gozó de una popularidad inaudita fuera del mundillo. Despertó fanatismo, tanto a favor como en contra. Su mezcla de literatura negra
hard boiled, estética urbana (o casi sub-urbana), actitud desencantada y, sobre todo, la importancia que otorgaba al poder que da la información y el saber controlarla y manejarla resultaron claramente premonitorios. Y el hecho de que la tecnología (especialmente el ciberespacio que describía la novela) cojearan bastante en realidad no es importante. Lo importante es que acertó de lleno en la manera en que entenderíamos el mundo en nuestros días.
No obstante, la tremenda popularidad del libro propició la aparición de multitud de clones que se quedaban en la superficie, en los tópicos del cyberpunk. Pareció que el subgénero consistía únicamente en tipos duros antisitema, hackers con implantes para conectarse directamente al ciberespacio, poses molonas y guerras contra megacorporaciones. Fruto de esto se llegó a decir que el cyberpunk había nacido muerto.
Pero lo que mucha gente ignora es que el momento en que el cyberpunk realmente tomó carta de naturaleza y donde mostró todas sus bazas fue un par de años después de la publicación de Neuromante. El cyberpunk se definió como tal en 1986, justo hace 20 años, con la aparición de
Mirrorshades, una de las colecciones de relatos más importantes en la historia del género, un libro nacido con vocación (expresada a las claras por el escritor/ideólogo del movimiento,
Bruce Sterling, responsable de la antología) de agitar el mundillo de la cf, y de aclarar qué es en realidad el cyberpunk.
"La ciencia ficción, al menos de acuerdo con el canon oficial, ha versado siempre sobre el impacto de la tecnología. Pero los tiempos han cambiado desde la confortable era de Hugo Gernsback, cuando la ciencia estaba santificada y confinada en su torre de marfil. La desenfadada tecnofilia de aquellos días, cuando las autoridades gozaban de un confortable margen de control, pertenece a una época desaparecida y en letargo.
Al contrario, y en abierta oposición, la tecnología es para los cyberpunks algo visceral. Ya no es el genio de la botella de los inventores de la gran ciencia. Por contra, ahora es ubicua y llamativamente íntima. No está fuera de nosotros, sino dentro, bajo nuestra piel y, a menudo, en el interior de nuestra mente.
La propia tecnología ha cambiado. Ya no es para nosotros esas gigantescas maravillas que escupían vapor, como la presa Hoover, el Empire State Building o las centrales nucleares. La tecnología de los ochenta se pega a la piel, responde al tacto: los ordenadores personales, los walkman de sony, el teléfono móvil o las lentes de contacto blandas."(Bruce Sterling en el prólogo de Mirrorshades)
20 años después, el cyberpunk sigue dando guerra en comics, cine, videojuegos y literatura, lo que no está nada mal para haber nacido muerto, pero todo comenzó aquí. Neuromante fue la novela fundacional, pero Mirrorshades es la biblia del cyberpunk. Y disfrutar de ella es tan fácil como pinchar
aquí. Leed y sorprendeos.