Pero oficial de verdad: No es que esté por ahí, ocupándose de otros asuntos
es que está muerto.
Y no soy el único que lo dice, no...
-Llora porque -tragó saliva- Dios ha muerto. -Las palabras sonaron increíblemente extrañas cuando las pronunció Anthony, como si de repente estuviera hablando senegalés-. ¿Cómo puede estar muerto Dios? ¿Cómo puede tener un cuerpo?
-¿Cómo puede no tenerlo?
-¿No es... inmaterial?
-Los cuerpos son inmateriales, esencialmente. Cualquier físico te lo dirá.
Gimiendo bajito, Rafael apuntó hacia el Salón Gótico Tardío con el ala izquierda y despegó, volando de manera vacilante y torpe, como una polilla dañada. Mientras Anthony le seguía, se dio cuenta de que el ángel se estaba desintegrando. Flotaban plumas en el aire como si fueran los restos de una lucha de almohadas.
-La materia es algo inconsistente -continuó Rafael, inmóvil en el aire-. Partículas. Muy particular. Apenas está ahí. Pregúntale al padre Ockham.
Posándose entre los tesoros medievales, la criatura le cogió la mano a Anthony -esos dedos fríos otra vez, como amarras mojadas en el mar Weddell-, y le condujo hasta un retablo anónimo del renacimiento italiano en el rincón del sudeste.
-La religión se ha vuelto muy abstracta últimamente. Dios como espíritu, luz y amor; olvida esas bobadas neoplatónicas. Dios es una persona, Anthony. Te creó a imagen y semejanza suya, Génesis I, 26. Tiene nariz, Genesis 8,20. Espalda, Exodo 33,23. Se mancha los pies con escrementos, Deuteronomio 23,14.
-¿Pero no son solo...?
-¿Qué?
-Ya sabe. Metáforas.
-Todo es una metáfora. Mientras, le están creciendo las uñas de los pies, un fenómeno inevitable en los cadáveres. -Rafael señaló el retablo, que según la leyenda representaba a Cristo y la Virgen María arrodillados frente a Dios, intercediendo en favor de una pareja florentina destacada-. Vuestros artistas siempre han sabido lo hacían. Miguel Angel Buonarroti pinta la Creación de Adán y un año después está Dios mismo en la capilla sixtina: Un anciano con barba, perfecto. O mira a William Blake, ilustrando con diligencia a Job, acertándolo todo. Dios, el padre, nnciano de los tiempos. O considera la evidencia que tienes ante ti... -Y, en efecto, Anthony se dio cuenta de que allí estaba Dios, mirando desde el retablo: Un patriarca barbudo, a sereno y severo, amante y feroz.
Pero no. Era una locura. Rafael Azarías era un farsante, un estafador, un paranoico demente.
-Está usted cambiando de plumas.
-Me estoy muriendo -el ánge corrigió a Anthony. Así era, su halo, antes tan rojo como el logotipo de Texaco, parpadeaba con una luz rosa anémico. Sus plumas ya no eran brillantes sino que emitían un aura cetrina y enfermiza, como si estuvieran infestadas de luciérnagas envejecidas. Venas escarlata diminutas le entrelazaban los globos oculares-. Todo el ejército celestial se está muriendo. Tal es la profundidad de nuestra pena.
-Habló de mi barco.
-Hay que rescatar el cadáver. Rescatarlo, remolcarlo y sepultarlo. De todas las naves de la tierra solo el Carpco Valparaíso es capaz de hacerlo.
(...)
-El cuerpo de Dios...
-Exactamente -dijo Rafael.
-Supongo que es grande.
-Tres kilómetros de proa a popa.
-¿Boca arriba?
-Sí. Está sonriendo, por extraño que parezca. Sospechamos que es el Rigor Mortis o quizá eligió asumir esa expresión antes de fallecer."
-¿Cómo puede no tenerlo?
-¿No es... inmaterial?
-Los cuerpos son inmateriales, esencialmente. Cualquier físico te lo dirá.
Gimiendo bajito, Rafael apuntó hacia el Salón Gótico Tardío con el ala izquierda y despegó, volando de manera vacilante y torpe, como una polilla dañada. Mientras Anthony le seguía, se dio cuenta de que el ángel se estaba desintegrando. Flotaban plumas en el aire como si fueran los restos de una lucha de almohadas.
-La materia es algo inconsistente -continuó Rafael, inmóvil en el aire-. Partículas. Muy particular. Apenas está ahí. Pregúntale al padre Ockham.
Posándose entre los tesoros medievales, la criatura le cogió la mano a Anthony -esos dedos fríos otra vez, como amarras mojadas en el mar Weddell-, y le condujo hasta un retablo anónimo del renacimiento italiano en el rincón del sudeste.
-La religión se ha vuelto muy abstracta últimamente. Dios como espíritu, luz y amor; olvida esas bobadas neoplatónicas. Dios es una persona, Anthony. Te creó a imagen y semejanza suya, Génesis I, 26. Tiene nariz, Genesis 8,20. Espalda, Exodo 33,23. Se mancha los pies con escrementos, Deuteronomio 23,14.
-¿Pero no son solo...?
-¿Qué?
-Ya sabe. Metáforas.
-Todo es una metáfora. Mientras, le están creciendo las uñas de los pies, un fenómeno inevitable en los cadáveres. -Rafael señaló el retablo, que según la leyenda representaba a Cristo y la Virgen María arrodillados frente a Dios, intercediendo en favor de una pareja florentina destacada-. Vuestros artistas siempre han sabido lo hacían. Miguel Angel Buonarroti pinta la Creación de Adán y un año después está Dios mismo en la capilla sixtina: Un anciano con barba, perfecto. O mira a William Blake, ilustrando con diligencia a Job, acertándolo todo. Dios, el padre, nnciano de los tiempos. O considera la evidencia que tienes ante ti... -Y, en efecto, Anthony se dio cuenta de que allí estaba Dios, mirando desde el retablo: Un patriarca barbudo, a sereno y severo, amante y feroz.
Pero no. Era una locura. Rafael Azarías era un farsante, un estafador, un paranoico demente.
-Está usted cambiando de plumas.
-Me estoy muriendo -el ánge corrigió a Anthony. Así era, su halo, antes tan rojo como el logotipo de Texaco, parpadeaba con una luz rosa anémico. Sus plumas ya no eran brillantes sino que emitían un aura cetrina y enfermiza, como si estuvieran infestadas de luciérnagas envejecidas. Venas escarlata diminutas le entrelazaban los globos oculares-. Todo el ejército celestial se está muriendo. Tal es la profundidad de nuestra pena.
-Habló de mi barco.
-Hay que rescatar el cadáver. Rescatarlo, remolcarlo y sepultarlo. De todas las naves de la tierra solo el Carpco Valparaíso es capaz de hacerlo.
(...)
-El cuerpo de Dios...
-Exactamente -dijo Rafael.
-Supongo que es grande.
-Tres kilómetros de proa a popa.
-¿Boca arriba?
-Sí. Está sonriendo, por extraño que parezca. Sospechamos que es el Rigor Mortis o quizá eligió asumir esa expresión antes de fallecer."
Remolcando a Jehová, James Morrow.
7 comentarios:
Un saludo, Juanma! He visto a Superman llorando y he dicho, eh, no, por mí que no sea.
Me gustaron los vídeos, la música, y el texto.
Muchas gracias de parte de Superman, Roma. Sabía que no le fallarías :D
Un besazo!
Juanma, ¿qué tal está "Remolcando a Jehová"? tengo entendido que es un poco flojilla ¿no?
Es muuuuy incorrecta, con momentos cachondos de verdad, pero deja un poco a medias, sí. Creo que se le podría haber sacado un poco más de jugo a la idea, la verdad.
Yo me acabé aburriendo un poco con el libro, pero tenía ideas cojonudas...
por cierto, no esperaba encontrar en un video de NIN a Kirk Cameron, jejejeje
(otro por cierto, ya se puede escuchar el nuevo disco de Trent en la web oficial)
(y una última nota: mi palabra de verificación es "peddo", eso es normal?)
Bueno, si tiene un adecuado toque de "incorrección" y/o de humor negro, igual la pego un tiento.
Yume: Jejejej... Son las cosas de los videos hecos por fans. Lo mismo se te cuela el Cameron que Asimov. Hay gente que no tiene crit... eh, pasapalabra...
¿El disco nuevo entero? Voy pallá!!! Gracias por el aviso p)
¿Peddo? Pues sí que se ha puesto escatológica la palabra a verificar. Supongo que será cosa de la semana santa, que nos ha afectado a todos...
Ah, en cuanto al libro, coincido con tu opinión.
Felideus: Pues ya contarás. Incorrección le sobra, y humor negro tambien tiene.
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